Muchas personas que hemos pasado por la preparatoria lo sabemos: llegas a tercer año, todas las materias te gustan (¡o ninguna!) y, mientras todo el resto del salón ya sabe qué quiere estudiar y dónde, tú repasas la lista de materias del bachillerato, las profesiones de tus familiares, gente que conoces, admiras... y sientes la confusión apoderarse de tu mente.
Y es que sí, una elección de vida como esta no es una cosa sencilla, pero tampoco es razón para paralizarse. Aunque hay mucho en juego, no tiene que caer sobre ti toda la presión de una elección tan importante. Puedes buscar acompañamiento y guía profesionales. Al final decidirás tú, pero con las herramientas indicadas y por las razones correctas.
Incluso quienes creen tener la certeza de su vocación deberían cuestionarse y evaluar sus intereses y habilidades. ¿Por qué? Porque a veces el entusiasmo nos ciega y no podemos ver claramente. Por eso es muy importante tomar estudios y pruebas vocacionales para determinar cuál es nuestro perfil, qué características nos definen, y en dónde podemos encontrar satisfacción profunda y a largo plazo.
¿Qué te gustaría lograr en un futuro laboral?, así como ¿qué te gusta hacer ahora?, son preguntas cliché pero a veces ayudan. No tengas miedo de hacértelas y dar ese paso. Investiga también. Puedes acudir a la Universidad Marista, por ejemplo, a conocer de primera mano nuestra oferta académica. Aquí tenemos la certeza de que todas las personas son capaces de cumplir sus metas y ayudar a los demás en el camino. Estamos para apoyarte.
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