Estás a punto de salir de la preparatoria y no sabes qué estudiar. Mientras que otros compañeros tienen muy clara su vocación, tú no te decides, ya sea porque tienes intereses diversos o porque no hay algo en especial por lo que te hayas apasionado. Esta decisión no es fácil, pero no tiene por qué ser
paralizante. Si este es tu caso, queremos compartirte cuatro consejos para que tomes la mejor decisión. De hecho, funcionan incluso para quienes ya saben lo que estudiarán y quieren reafirmarse en su postura.
Te podría interesas: ¿Qué es una alma máter? ¿Por qué la necesito?
¿Qué es lo que más disfrutas hacer y aprender?, ¿para qué eres bueno?, ¿en qué disfrutas invertir tu tiempo?, ¿en qué materias has destacado? Si haces un examen de conciencia basándote en estas preguntas, te quedarán claras cuáles son las habilidades que podrías aprovechar en una carrera profesional. Recuerda que también la satisfacción es un aspecto fundamental a la hora de tomar tu decisión.
Si además de tu percepción y análisis subjetivos deseas obtener una especie de diagnóstico objetivo, puedes hacer un test vocacional. Estas pruebas comparan tus fortalezas, habilidades, debilidades, actitudes e intereses y, de acuerdo con esta evaluación, te ofrecen opciones de carreras a elegir. Puedes realizarlas con algún profesional, no te fíes de las opciones que te ofrece internet.
Cuando ya tengas en mente qué carreras podrías estudiar, procura informarte todo lo que puedas acerca de ellas: de qué se tratan, qué puestos podrías desempeñar y en qué tipo de empresas u organizaciones, así como cuál es la situación del mercado laboral.
Si tienes varias opciones y decidirte por una te resulta difícil, evalúa cuál de ellas se asemeja más a lo que estás buscando, cuál te daría mayor satisfacción personal a largo plazo y por cuál sientes mayor entusiasmo. ¿En qué área te gustaría crecer? Platica con tus padres, familiares y amigos, pero decide por ti mismo. Se trata de tu futuro y de cómo quieres construirlo.